La Tiendita Botánica nació como un servicio online para resolver al público la disyuntiva sobre qué regalar en diferentes celebraciones de la vida. La propuesta es dar a otra persona algo menos materialista y más significativo: un regalo vivo, con una amplia variedad de diseños, fuimos un paso más allá de la florería o el vivero. Así definimos que el AlmaZEN no vende plantas sueltas, sino diseños con un valor estético incorporado, listos para regalar o decorar. 

Mediante la oferta de sus diseños y servicios de asesoramientos, el AlmaZEN sostiene su compromiso de ayudar a mejorar la realidad de chiquitos que atraviesan situaciones de salud. No interactuamos directamente con las familias necesitadas, sino a través de instituciones que tratan las enfermedades específicas.

El AlmaZEN está integrado por mujeres, que con su arte inspiran los diseños publicados. Luciana Guzzo, Silvia Castro, Ayelen Sosa y Marina Montemayor. EL año pasado, el grupo apoyó la gestión de Conin con el deseo de ayudar a terminar el hospitalito en Las Heras que dará atención a casos de malnutrición infantil bajo atención y supervisión de Fundacion Conin. 

Luciana había aprendido sobre el arte zen en Tokio, mientras desarrollaba una especialización. Durante el tiempo libre, tomaba cursos en el Jardín de Koishikawa korakuen y cuando volvió al país, hacia cosas muy originales que nos regalaba a las amigas. Siempre bromeábamos diciendo que un día iniciaríamos un proyecto con un Café Botánico, hasta que los hilos de la vida presentaron la oportunidad. Por ahora sin café, pero con tardes de té. En el caso de Sil, su familia vivió algunos años en Canadá y aprendió técnicas botánicas que nos han significado una maravillosa experiencia.  

Como parte de su labor, el equipo organiza workshops, ofrece servicios de mantenimiento de plantas de interior, ambientaciones, mejora de jardines y desarrollo de huertas. De esta forma, el amor por las plantas inspira al grupo a desarrollar actividades positivas en la comunidad del AlmaZEN. 

Dicen que las plantas inspiran... 

Ellas extractan la gratuidad del amor. Son seres vivos que van muy bien con la convivencia humana. El tiempo que las personas les dedicamos nos desintoxica la mente, libera de tensiones y por eso, mejora nuestra calidad de vida. Ellas hacen un aporte extraordinario: amortiguan los sonidos, nos dan la fitoterapia, alegran cualquier espacio y sin mencionar la oxigenación que proporcionan a nuestro planeta. 

Además, las plantas representan todo lo que una persona puede conquistar de sí misma: la vocación de servicio, paz, desarrollo personal. ¿Vieron cómo ellas se inclinan a la luz para vivir? Las personas también necesitamos orientar nuestras vidas y encontrar el valor de nuestra existencia. Sin lugar a dudas, lo que ellas nos muestran es mucho más que supervivencia. En su naturaleza esta la calidad de vivir dando un servicio trascendente desde el más absoluto anonimato.